sábado, octubre 28, 2006

¿Y cuántas mesas?

Pasadas las 9 de noche del día jueves pasado, no fue alcohol del fondue, ni las nauseas que me causaba la pareja que quedaba justo frente a mi en el café, pero termine hablando del amor y la inseparable pregunta de: ¿cuánto me quieres?, me pregunte porqué tenemos que cuantificar el amor, porqué algo que no es asible queda enjaulado en un monto, en una distancia, porque tratamos de encarnar un sentimiento en objetos, y es curioso que por lo general las cosas que se dan para demostrar afecto son efímeras, las rosas se secan, los chocolates se comen y después valen mierda, los besos no son mas que instantes, las palabras se consumen…

Entonces cómo responder a esa pregunta, diciendo te quiero 100 kilos, te quiero 10 sillas, 100 000 kilómetros, o como diría Natalia Lafourcade en una canción “te quiero de aquí a Marte”, aunque para mi tendría mas sentido decir ¡te quiero de aquí a Amarte”, sin embargo no dejaría de separar el querer y el amar, que es algo muy cotidiano por lo menos en México, como si querer fuera menos que amar, claro deja en evidencia la ambigüedad del lenguaje, si seguimos con el termino querer seria mejor preguntar: 1.-¿cómo me quieres?, 2.-¿para qué?, 3.-¿por qué?. Dando como respuestas a esas preguntas respuestas como: te quiero debajo de mi, para charlar, porque estoy de ociosa. Mas no dejaría de remitirnos a un instante, tan efímero como todo lo que ya he mencionado.
Podríamos hacer otra secuencia de respuestas: te quiero muerta, para que no respires más, porque no soporto tu existencia. Al final ese instante de la transición duraría un instante y la prueba que materializa el deseo se pudriría.

La noche de café terminó en un abrazo y con estas palabras saliendo de mi boca:

- te quiero mucho M…
- ¿Cuánto?
- Mucho, mucho.

En ese momento entendí que es mas fácil decir te quiero mucho, mucho, cuantificando el sentimiento, que responder esa sarta de preguntas que había alegado la misma noche. Aunque quizá desde hoy diga te quiero 10 sillas… y espero no pregunten:

- ¿y cuántas mesas?
- ¿Mesas?, no, yo hablaba de sillas voladoras, el quererte me produce nauseas, jajajajaja…

4 Comments:

Blogger Arbel Khaloca said...

acabas de narrar parte de mi vida O_o

un te quiero es muy doloroso cuando ahi un te amo desde la otra parte.

saludox :)

10:55 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Nunca te has preguntado por qué en la ciencia dicen que lo objetivo es poner una báscula y decir que pesa tantos o cuantos kilos?... como si las cosas dentro de sí tuviesen unos numeritos en su “esencia” que si logras descubrirla aprehenderás –según ellos- la objetividad. Pues sí, tan arbitrario es querer medir las cosas que han sido asumidas como cuantificables como las que creemos que no lo son, es decir, hoy en día la ciencia, aunque sea tratándose de mediciones como de cualquier otra cosa no pretende ser objetiva en el sentido que tenía la palabra en la manera tradicional, o sea, ella tiene claro que puede haber errores y es imposible llegar a conocer una cosa en su totalidad y por tanto definirla en números o palabras. Dirás que qué tiene qué ver eso con lo que escribes, pero desde hace tiempo, es la ideología que ha venido a permear nuestra cultura: dicho en otras palabras, ¿cuántas personas realmente creen que mediante las palabras –o el medio que quieras poner- creen que es perfectamente fiable para describir lo que siente o piensa, ve, toca o escucha?. La postura que asumes sería equivalente a creer que hay una correspondencia entre lo que decimos y lo que sentimos, es decir, que nuestras palabras son objetivas. Pero no nos hagamos, nos guiamos para crear nuestros juegos de lenguaje –entre otras cosas- por analogías y metáforas. Nadie, al menos nadie que yo conozca, en su sano juicio diría que un “te quiero mil” se refiere específicamente a eso, a una medición que equivale a mil kilómetros y no a 999 o 1001. O que cuando La señorita Lafourcade dice: “te quiero de aquí a Marte” se refiere exactamente a la distancia que existe entre el punto en el que está parada al momento de decirlo y la distancia que hay de ahí hasta el planeta que menciona, ni un centímetro más, eso sería por demás absurdo y seguro que a ello no hace referencia, sino sólo SE USA como una manera de hablar, no como algo que pretenda describir objetividades amorosas mediante una medición matemático-distancial.Por lo tanto, mi bella dama de negro, estás luchando contra un absurdo fantasma.

2:59 p.m.  
Blogger PIOLOX said...

ja, pues lilith, tu humor siempre es tan oscuro y característico, genial el post, aunque como el resto de las cosas humanas, tratar de discutir algo tan complejo nunca llevará a ningún lado, que se pudra el amor, por que bien podrido nos pudre también a nosotros

12:47 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Bonjorno, dlth.blogspot.com!
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10:41 p.m.  

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